Artículo cita textual http://www.watchtower.org/s/20011022/article_02.htm
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"Disponemos de ayuda
Hablemos con alguien
‘CUARENTA Y NUEVE pastillas para dormir disueltas en un vaso. ¿Me las trago, o no?’, se preguntaba un suizo de 28 años de edad, abandonado por su esposa e hijos, y muy deprimido. Tras tomárselas, se dijo: ‘No, no quiero morir’. Por fortuna vivió para contarlo. Así pues, los impulsos suicidas no siempre acaban en muerte.
Alex Crosby, del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades, de Estados Unidos, declaró con referencia a los adolescentes que intentan suicidarse: “Si logramos retenerlos aunque sea unas cuantas horas, evitaremos la tragedia. Estas intervenciones impiden que consumen el acto en muchos casos. Podemos salvarlos”.
Mientras trabajaba en el Centro de Urgencias y Rescate de la Facultad de Medicina, de Japón, el profesor Hisashi Kurosawa ayudó a cientos de suicidas a recobrar las ganas de vivir. En efecto, las medidas bien encauzadas impiden que muchos acaben con su vida, pero ¿en qué consisten?
Combatir los problemas subyacentes
Como se indicó en el artículo anterior, las investigaciones indican que el 90% de las muertes voluntarias tenían como telón de fondo trastornos psiquiátricos o problemas derivados del abuso de sustancias adictivas. Por ello, Eve K. Moscicki, del Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos, afirma: “La mayor esperanza para prevenir el suicidio en todas las edades reside en la prevención de los trastornos mentales y adictivos”.
Por desgracia, muchos afectados no buscan la atención que precisan. ¿Por qué no? “Porque existe un marcado prejuicio en la sociedad”, comenta Yoshitomo Takahashi, del Instituto Metropolitano de Psiquiatría de Tokio. Y añade que, como resultado, incluso quienes llegan a tener una mínima conciencia de estar mal vacilan en buscar asistencia inmediata.
Otros, en cambio, no permiten que la vergüenza los detenga. Hiroshi Ogawa, conocido presentador de un programa de televisión que estuvo emitiéndose durante diecisiete años en Japón, reconoció en público que la depresión lo había llevado al borde del suicidio. “Es como un resfriado de la mente”, afirmó Ogawa. Según explicó, todos somos susceptibles de padecerla, pero es posible recuperarse.
Hablemos con alguien
“Quien está solo con su problema suele verlo enorme e insalvable”, señala Béla Buda, representante de sanidad citado en el primer artículo de esta serie. Tal observación pone de relieve la sabiduría del antiguo proverbio bíblico: “El que se aísla buscará su propio anhelo egoísta; contra toda sabiduría práctica estallará” (Proverbios 18:1).
Hagamos caso de esas sabias palabras. No nos quedemos solos ahogándonos en el mar de dificultades que nos abruma. Acudamos a alguien que merezca nuestra confianza. Pero tal vez digamos que no tenemos a nadie así. Según el psiquiatra Naoki Sato, son muchos los que piensan de esa manera. Este doctor mencionó que tal desconfianza constituía en realidad una negativa a revelar las debilidades de uno.
¿Dónde encontrar una persona que escuche? (Lea Cómo ayudar a quien revela tendencias suicidas) En numerosos lugares existen centros de prevención del suicidio, teléfonos de ayuda o médicos especializados en problemas emocionales. Sin embargo, hay expertos que también reconocen otro apoyo: la religión. ¿En qué sentido?"
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